domingo, 23 de junio de 2019

Resultado de imagen de Lc 9,11b-17
Jesús, que experimenta su propio camino como hombre igual que nosotros menos en el pecado, sabe de eso mucho. Asumió la condición de siervo renunciando a sus privilegios de poderoso para servir en lugar de ser servido.

Y conociendo nuestra debilidad  se quedó voluntariamente bajo las especies de pan y vino como alimento espiritual para fortalecernos en nuestra lucha diaria contra el pecado. Sabe que de dejarnos solos quedamos a merced de las seducciones de este mundo, del demonio y de nuestra propia carne.

Por eso, se nos ha dado en su Persona y se ha hecho alimento espiritual para alimentarnos desde dentro y acompañarnos en nuestra lucha de cada día contra esas tentaciones que nos amenazan y nos ponen obstáculos para alejarnos de Él.

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