Nos ocurre a nosotros cuando
en nuestro corazón hay un fuerte deseo. Se termina por dejarse llevar por esa
fuerte inclinación y abandonar todas las demás. Trato de decir, como todos
habrán adivinado, que si nuestro corazón está ocupado y mirando al mundo, nos
vaciamos de Dios.
Porque, como nos dice Jesús
en el Evangelio de hoy sábado: «Nadie
puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se
entregará a uno y despreciará al otro». Y Jesús, el Señor, tiene
Palabra de Vida Eterna.
Lo experimentamos en nosotros mismos cuando queremos hacer
varias cosas a la vez. Dejamos unas para atender mejor a las otras. Decidir
servir a Dios y también al mundo es un grave error, porque no podremos hacerlo.
O estamos con Dios o con el mundo. Jesús nos lo ha dejado claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.