La palabra es algo muy valioso cuando se tiene confianza con una persona. Algo muy valioso y hermoso. Una sociedad donde nos podemos fiar unos de los otros es algo muy bonito y da mucha confianza y paz.

Sólo en casos de extremos o de disputa es necesario recurrir a juramentos, pero lo normal es que tengamos confianza unos en otros. ¿Qué ocurre entonces para que esa palabra dada se haya perdido? Pues, que nos hemos alejado de Dios.

Y es que cuando uno se aleja de Dios queda al margen del mentiroso, el Maligno, que nos induce a la mentira y a la disputa. Nos induce a la desconfianza y al pleito y nos enfrenta a los unos contra los otros. Viene el caos y la perdición.