Pedro y Pablo, junto con
otros discípulos extendieron la Buena Noticia del Mensaje de Jesús. En ellos
dejó Jesús la responsabilidad de darlo a conocer a las generaciones de su
tiempo y a las futuras. A través de Pablo la Buena Noticia se extendió a los
gentiles.
Hoy, los que asumimos y
queremos responder a esa misma llamada del Señor, tenemos también el compromiso
de anunciar la Buena Noticia. Quizás, los tiempos no son los mismos, pero la
sustancia y el contenido de la Buena Noticia no cambian. El mundo necesita que
los hombres se amen fraternalmente.
Y de que ese Mensaje se
proclame y se extienda, tú y yo somos responsables. Quizás en nuestro entorno,
en nuestras familias, en nuestros círculos de amistad y en nuestros ambientes podemos, por y con la
asistencia del Espíritu Santo, dejar la impronta y la huella de la Buena
Noticia de Salvación.
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