En el Evangelio de hoy
trasluce ese criterio. No es lo más importante, aún sin dejar de ser
importante, el hacer, porque, antes del hacer está el ser. Uno, en la medida que
es una persona de bien y bondadosa esta presta siempre al servicio y atención a
los demás.
Pero, si no lo es y su
corazón está más inclinado al egoísmo y al interés, su servicio estará condicionado
hasta que subsista ese interés y morirá cuando su servicio no tenga beneficios.
Por eso, la importancia de ser antes que hacer.
Porque, quien es, estará
siempre dispuesto a servir y a darse gratuitamente al servicio del otro. Es lo
que se desprende de la escucha atenta al Señor que nos enseña el amor a Dios
para en Él fortalecer el servicio al prójimo.
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