Jesús no se detiene en
explicar que hace falta hacer para ganar la vida eterna. Tampoco a ti te lo va
a decir. Está escrito ya hace muchos años y, seguramente, tú lo has oído y lo sabes
muy bien. Por lo tanto, léela y reflexiona que debes hacer.
Y respecto al prójimo, Jesús
no te señala quien es, porque dependerá de tu corazón y de tu disponibilidad,
y, sobre todo, de tu fe. Jesús te pone un ejemplo, una parábola que, en tu caso
y el mío, ya la conocemos y nos toca a nosotros decidir y actuar.
Por eso, será tu fe la que te
mueva a uno u otro lado y la que te descubrirá la cercanía y la realidad de tu
prójimo. En él puedes descubrir realmente ese rostro de Dios amoroso al que
darás todo tu amor y tendrás en el centro de tu corazón, porque es Él quien
realmente te da la Vida Eterna que buscas.
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