Es bueno reflexionar y
preguntarnos, ¿en dónde apoyo mi vida? ¿Está abierta a la providencia y a la
acción del Espíritu Santo, o está dominada y sometida al poder y la riqueza?
Porque, según sea mi respuesta descubriré donde está mi corazón.
Es posible que nos creamos
buenos cristianos y grandes cumplidores, pero eso no es lo fundamental ni lo
que nos descubre como seguidores de Jesús. Porque, el seguimiento consiste en
dejarlo todo y poner a Él como el único centro de nuestra vida. Todo lo demás a
su servicio y en función de su Voluntad.
Podemos ser ricos, eso no es
ningún problema, pero no podemos estar atados a la riqueza ni al poder. Una
cosa es tener y otra someterse a ese tener y a esos bienes. Si mi corazón está
en Dios todo lo demás será puesto en función del bien común y, por supuesto, de
los más necesitados y pobres.
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