viernes, 23 de agosto de 2019

Resultado de imagen de Mt 22,34-40
La ley está compuesta de muchas leyes y en algunos momentos se duda o hay confusión del mandamiento que ocupa el primer lugar. Y no es que haya duda, sino que el hombre siembra la duda con sus pecados e imperfecciones. Así, los fariseos quieren aclarar el tema buscando al mismo tiempo sorprender a Jesús.

La respuesta de labios de Jesús es firme y meridiana: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».

Una cosa se desprende sin dar lugar a duda y confirmada también por el sentido común, sin la fuerza de Dios nos sería imposible amar al prójimo. Sobre todo a los enemigos que persiguen incluso hacernos mal. Es lógico que primero busquemos en el amor al Señor todo lo que necesitamos para desde Él y por su Gracia, poder amar al prójimo.

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