El testimonio de Jesús es
ese, entregó su Vida por Amor y no lo hizo en un acto heroico de un instante
sino que la fue entregado día a día. Su misión era mostrar al mundo la Voluntad
del Padre no sólo con Palabras sino con su propia Vida. Y así lo hizo. Ese es
el Camino, la Verdad y la Vida.
Y ese es nuestro camino,
nuestra verdad y nuestra vida, tratar de imitarle injertados en el Espíritu
Santo. Porque, solos no podremos, pues nuestra naturaleza es limitada y finita
y sujeta al error y al pecado. Necesitamos contar con la Gracia del Espíritu de
Dios para poder superar todos esos obstáculos que nos salen al paso.
El Evangelio de hoy nos
muestra un pasaje de la vida de Jesús donde la constante es atender a los
enfermos y a todos los que se acercan a Él, pero también busca espacios de
silencio y tranquilidad para orar, descansar y para estar con su Padre. Hace
camino porque también tiene que enseñar en otros lugares.
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