Poseer riqueza significa
estar amenazado por las tentaciones con las que el poder puede tentarte. Estás
expuesto a sentirte más importante que los demás. Experimentas que tienes gran
poder y puedes mandar e influir en la vida de muchos otros y que tus decisiones
pueden tener consecuencias en sus vidas.
Ser rico enciende y despierta
en tu corazón la posibilidad de ensoberbecer tu orgullo y tu poder y, en
consecuencia, aliviar o ser indiferente al sufrimiento del que padece. Es
cuando tus riquezas serán determinantes para el desenlace final de tu vida. Esa
indiferencia es la que dará a tus actos la nota de buenos o malos.
Lo contrario será, no
despreciar las riquezas, tanto espirituales como materiales, sino aceptarlas y
administrarlas buscando el bien de todos aquellos a los que puedes ayudar y
aliviar sus dolores. En tus manos está el asunto. Te rindes a los encantos, seducciones y placeres de este mundo, tal hizo el rico epulón, o tratas de compartir para aliviar el dolor de los que sufren.
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