Y aunque fueron doce los
encargados de sembrar la semilla de su Palabra y de todo lo que le habían
escuchado, tú y yo también tenemos esa misión desde la hora de nuestro bautizo.
Quizás no será de la misma forma, pero si la misma, es decir, la de extender y
dar a conocer su Palabra.
Porque, en tu casa, con tu
familia puedes dar ejemplo con tu testimonio y estilo de vida de creer y seguir
a Jesús. Y eso es ya proclamar su Palabra y ser partícipe de la Iglesia en
extenderla y proclamarla. No es fácil. Es diferente la forma, pero con las
mismas dificultades y consecuencias.
Quizás no peligre tu vida,
pero tendrás muchos obstáculos, incomprensiones, risas, burlas y todo tipo de
afrentas que te harán la vida imposible. Y necesitarás mucha voluntad para
sostenerte firme ante las tentaciones y la buena vida, alejado de Dios, que te
promete el mundo. Espejismos con los que tendrás que luchar cada día.
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