miércoles, 23 de octubre de 2019

Resultado de imagen de Lc 12,39-48 por Fano
En el acontecer de cada día hacemos muchas cosas que nos exigen estar concentrados y despiertos. La vida nos exige estar en alerta cuando conducimos, cuando hacemos las tareas bien en casa o en nuestro trabajo y en muchos actos que ponen en riesgo nuestra responsabilidad. La vida pone a prueba nuestra atención.

Pronto nos damos cuenta que la tranquilidad deseada y con la que queremos vivir no nos es posible. Hay que estar despierto y muy atento a todo lo que pasa a nuestro derredor. Vigilantes y preparados para los retos de cada día, porque, de no estarlo pueden sorprendernos y jugarnos una mala pasada.

De la misma forma, nuestra fe nos advierte del riesgo de ser sorprendido por nuestro Padre del Cielo, porque, su venida no la sabemos y, por eso, nos es necesario estar vigilantes y preparado para cuando decida llamar a nuestra puerta. Y eso nos exigirá estar vigilantes y preparados para hacer su Voluntad en cada instante de nuestra vida.

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