Es muy importante saber que
el Señor está a nuestro lado y nos quiere salvar. Nos lo ha dicho por activa y
pasiva. Pero nos pide que confiemos en Él, que tengamos confianza en Él. Estar
preparado significa que le esperamos y que puede venir en cualquier momento.
Tener presente que Él siempre
nos ve y está con nosotros y, aunque, no le veamos comportémonos siempre como
si Él estuviese delante, porque, en realidad lo está. Así estaremos siempre
comportándonos para que nuestro actuar sea de acuerdo con su Voluntad. Y eso
nos ayudará a estar siempre vigilantes.
Cada día puede ser el
definitivo, el día que veremos al Señor. No lo sabemos ni tampoco lo esperamos,
pero nuestra confianza está depositada en su Palabra, y Él nos ha dicho: «Estén ceñidos vuestros lomos y las
lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la
boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los
siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se
ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que
venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de
ellos!»
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