Hay cosas en la vida que son imposibles para el hombre y la mujer y que necesitamos pedirla a quien nos la puede conceder. La vida, los frutos de la tierra, las cualidades e inteligencia así como las habilidades y otras muchas cosas se escapan a nuestras capacidades. Incluso, esas capacidades también las hemos recibido gratuitamente.

Si eres capaz de reconocer todo lo que has recibido, es de sentido común que en cada instante de tu vida te pares y tomes conciencia de ello para dar gracias. Eso es lo que hacen los cristianos al celebrar las témporas acciones de gracia por todo lo que recibimos generosamente y gratuitamente de Dios.

Es posible que en algunos momentos creas y pienses que lo que tienes te lo debes a ti mismo y a tu esfuerzo. Reconocerlo puede que te sea muy difícil, pero esas cualidades y talentos así como todo tu esfuerzo ha estado siempre en Manos de Dios. Y si lo tienes, no es para jactarte de ello, sino para ponerlo al servicio de los que más lo necesitan. No es nada extraordinario por lo que deben recompensarte es simplemente tu deber y correspondencia a todo lo recibido.