La realidad es que hoy a nosotros nos pasa lo mismo.
Aceptamos lo que nos gusta oír, pero descartamos o le ponemos pega a aquello
que nos molesta y que no queremos ni oír y menos escuchar. Así no escuchamos a
aquellos que hoy nos hablan de Dios y nos cuestionan nuestra vida.
Y les criticamos y hasta condenamos. Les excluimos y, en
muchos lugares, los matan. Son los nuevos profetas a los que se levantan
estatuas y se les dan premios después de muerto, pero, ¿sus vidas y ejemplos
nos sirven de algo?
Indudablemente que se nos pedirá cuenta y cada cual tendrá
que responder desde su vida particular y también comunitaria. Pues, la Palabra
de Dios se ha proclamado y se proclama para que todo el que la conozca la viva
y la haga suya. Sólo tú sabrás por qué no has dado una respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.