No debo tener miedo cuando
llega la hora de dificultades y de peligros, porque, el Espíritu Santo está
conmigo y Él me da fortaleza, pone las palabras en mi boca y me infunde valor.
Para eso ha venido en la hora de mi bautismo y debo tener fe y confianza en la
Palabra del Señor.
Ahora, quizás lo que nos
puede suceder, yo el primero, es que no estamos seguro, que ante las
dificultades experimentamos miedo y nos supera la desconfianza y dudamos de la
Palabra del Señor. Luego, debemos confesar que si no creemos en el Señor nada
sucederá como nos ha dicho Él.
Quizás, lo que debemos hacer
es no desfallecer e insistir en pedirle al Señor fortaleza y sobre todo que nos
dé la fe. Una fe que nos ayude a tener confianza en lo que nos dice y a no
dejarnos paralizar por el miedo que sentimos cuando llega el momento del
sufrimiento o de no ver que las cosas no salen a nuestra manera.
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