Sin embargo, el tiempo pasa de prisa y cuando nos damos
cuenta se nos ha ido de las manos. Y no me refiero al tiempo climatológico,
sino a los signos de los tiempos trascendentales de nuestra vida. Es eso lo
verdaderamente importante, porque, lo que interesa es el resultado final y para
eso tenemos que escrutar el presente y la forma en la que lo estamos viviendo.
Jesús nos ha dejado muchos signos que, al parecer, ni interesaron
a muchos de su tiempo y ni tampoco interesan hoy a los de este. Incomprensiblemente,
se interesan más en el tiempo climatológico que en el discernir sobre el tiempo
de tu propia vida, porque, todos aspiramos a la vida eterna.
Una vida eterna que nos parece increible alcanzarla, pero
esa es la promesa que nos ha hecho Jesús. Una Vida Eterna que se apoya en la fe
y en la promesa de su Palabra. “Quién cree en Mí tendrá Vida Eterna” – Jn 11,
25-26 -. Y también sabemos que todo lo que ha dicho Jesús ha tenido
cumplimiento.
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