martes, 1 de octubre de 2019

Resultado de imagen de Lc 9,51-56
Tras un mal paso se esconde la reflexión y la observación. Llegar a la conclusión de que ese mal paso puede darnos beneficios y servirnos para mejorar es algo muy positivo que, si no se da el mal paso, no se hubiese presentado esa oportunidad de descubrir lo bueno del mal paso.

Llegado a este punto estamos en disposición de afirmar que un mal paso puede ser una muy buena oportunidad para aprender, mejorar e irnos perfeccionando. Y eso es lo que realmente sucedió con los apóstoles. Jesús, el Señor, aprovechaba todos esos momentos donde afloraban sus pecados para irles corrigiendo.

La venganza y el responder a una ofensa con violencia es uno de ellos. Conviene aprender y saber que responder con violencia no arregla nada y, eso sí, genera y produce más violencia. Por lo tanto, lo mejor es, cuando percibe y descubres que la corrección se hace imposible, alejarte de ese foco y actitud que pueda encender tu respuesta violenta.

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