martes, 12 de noviembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 17,7-10
Cuando comprendemos que nada nos pertenece y que todo lo hemos recibido de Dios y de forma gratuita, nuestras obras no nos importan tanto para que nos alaben o no admiren, sino por corresponder a el Amor de Dios y administrar bien lo que de Él hemos recibido.

Sabemos, entonces, que de nada tengo que jactarme ni engreírme, pues si tengo habilidad o conocimiento para hacer esto, no es por mis méritos sino porque, en principio lo he recibido de Dios y luego corresponde con mi humilde esfuerzo a darle rendimiento.

Quizás, ese esfuerzo es mi libre aportación, también por la Gracia de Dios, que me ha dado esa libertad y capacidad para poder decidir y corresponder a lo que Él ha puesto en mis manos. Dios no quiere que me sienta obligado a aceptarle, sino que lo haga desde la libertad y la fe.

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