Jesús destaca los dos reales
que echó aquella viuda, no por su valía como dinero y menos como cantidad, sino
porque ella dio de lo que no le sobraba hasta el punto de comprometer su propia
existencia. ¿Compartimos nosotros en ese sentido, o damos de lo que nos sobra?
Tampoco se trata de quedarnos
sin nada. Pienso que Jesús no quiere eso. No tiene sentido pasar hambre unos
para quitárselos a otros. La cuestión es tratar de compartir para remediarse
los unos y los otros. Y si eso significa estrecharse el cinturón, estar
dispuesto a eso por amor.
El compromiso llega hasta ese
extremo hasta el plantearse dar la vida por mitigar el hambre de otros. Un dar
que no se concreta en unos instantes o momentos sino como resultado de una
actitud de cada día en preocuparse por todos aquellos que pasan hambre y
necesidades.
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