lunes, 4 de noviembre de 2019

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La intención que vive en nuestro corazón siempre espera una devolución, a manera de recompensa cuando hacemos algo a alguien. Nos resulta muy duro y difícil hacer algo gratuito y nuestra primaria intención es tratar de conseguir algún beneficio. Sin embargo, Jesús nos propone todo lo contrario.

Se trata de dar sin esperar nada a cambio. Por eso, será mejor y conveniente dar al que no te pude dar. Y esos son los pobres, los marginados y todos los que, careciendo de todo, necesitan tu ayuda y tus generosos favores sin condiciones y totalmente gratuitos.

Por todo ello, Jesús te propone hoy lo siguiente: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».

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