domingo, 17 de noviembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 21,5-19
Si observamos detenidamente el mundo nos percatamos que no anda bien. Es verdad que a lo largo de su existencia ha habido muchos momentos convulsos y de gran depresión. Ha habido épocas de grandes guerras, desordenes, esclavitud y muertes, pero, en estos momentos sucede que el mundo, de espalda a Dios, se mueve en estos parámetros.

Todo está confuso, la moral está en decadencia y el hombre pierde su rumbo y su destino histórico. Todo se tambalea y el mundo parece llamado a destruirse. Se habla del cambio climático, de enfrentamientos de poder, de leyes que amenazan el orden natural de la vida, del pensamiento único que quieren imponer unos cuantos.

Todo se pone en tela de juicio y se olvida a Dios. El hombre quiere imponer su ley y los unos quieren someter a los otros. Parece que el final no anda muy lejos, pero, el Señor tranquiliza a los que creen en Él y les garantiza que no perecerá ni un cabello de su cabeza. Con la perseverancia salvarán sus almas.

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