El Espíritu Santo no moverá
un dedo si tú y yo no nos abrimos a su acción y le permitimos, por la fe, mover
nuestros corazones y darnos la valentía y la luz para proclamar con nuestra
palabra y vida la Buena Noticia de Salvación.
Esteban fue el primer
cristiano que, asistido y fortalecido por el Espíritu Santo, dio su vida por
anunciar a Xto. Jesús como el Hijo de Dios que ha sido enviado a salvar a los
hombres de la esclavitud del pecado. Y entregó su vida antes que silenciar su
lengua y su corazón.
Ahora nos toca a nosotros. Y
muchos cristianos están dando sus vidas en muchas partes del mundo para que la
llama de la fe se mantenga firme y se trasmita a todos los lugares del mundo.
Nosotros debemos, en el lugar que nos haya tocado vivir, cooperar, no con la
Iglesia sino como Iglesia que somos en el anuncio de la Buena Noticia. Amén.
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