Todos quieren escucharle y todos van tras Él. Jesús atrae y
le buscan para escucharle y ser testigos de sus curaciones a los enfermos de
todo tipo. La dignidad de las personas está por encima de la Ley. Jesús
reconcilia a la personas con su deseo de amar y perdona sus pecados.
Tal es la confianza que genera en la gente y unos le llevan
un paralítico. Jesús queda admirado por la fe de esa gente y lo primero que
busca es el perdón de sus pecados, pero ante la desconfianza de algunos que le
tachan de blasfemo, Jesús opta por asociar su curación a su misericordia.
Y ante la admiración de todos los presentes, Jesús no sólo
perdona los pecados de aquel paralítico sino que le manda a levantarse, a tomar
su camilla y a irse por sus propios pies. El hijo del Hombre tiene poder para
perdonar los pecados. Amén.
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