Confundimos a Jesús con
alguien que viene a probar su veracidad y su divinidad. Alguien que ha sido
enviado a anunciar la Buena Noticia de Salvación y que tiene que probar quien
es. ¿Acaso su Vida y su Palabra no nos lo revela?
Nuestra terquedad y cerrazón
nos lo exige. No aceptamos su Verdad y su Vida. Buscamos un libertador según
nuestra imaginación y nuestra razón. Un libertador fuerte, poderoso y capaz de
poder contra los enemigos. Y Jesús aparenta todo lo contrario.
No comprendemos la ley del
amor que Jesús nos propone. Eso de la humildad, de la paz y el amor nos parece
débil y nada convincente. No nos convence su propuesta y exigimos pruebas más
contundentes y que muestren mayor poder. El amor no nos parece la solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.