Lo que da responsabilidad a nuestros actos son
nuestras intenciones más profundas nacidas desde el corazón. Ellas descubrirán
la bondad o malicia de los mismos. Podemos esconder, bajo nuestras
apariencias, la malicia o bondad de los mismos, pero su verdadero sentido
quedará registrado en nuestro corazón. Y él nos delatará en la hora final.
Conviene, pues, realizar nuestros actos de forma
coherente desde nuestros más profundos sentimientos y siguiendo nuestras bien
intencionadas acciones en beneficio del bien común. Porque, lo importante no es
lo que aparentemente se ve sino lo que realmente es.
Porque, actuar y vivir hipócritamente es engañarte,
pues la verdad emergerá al final y toda mentira escondida saldrá a la luz. ¿De
qué te vale ganar el mundo si al final pierdes la Vida Eterna? Sería
desperdiciar toda una vida si crees que sólo cuenta lo que tú aparentas hacer y
no lo que realmente haces en verdad y justicia.
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