Ese paralítico puede representarnos a nosotros ahora,
pero, en aquel momento pudo representar al mismo pueblo de Israel, que postrado
por sus pecados no reconocían que Jesús, el Mesías esperado, venía a
levantarnos y a darles esa agua que les curaba de sus parálisis.
Quizás tú y yo también seguimos esperando, instalados
en nuestras particulares piscinas, que Jesús venga a curarnos de nuestras
parálisis. No reaccionamos a su pregunta y nos justificamos aduciendo la
insolidaridad de los demás. Y hasta respondemos con cierta indiferencia.
Viene a nosotros y no le conocemos. Simplemente, hemos
tomado la camilla y nos hemos puesto a andar. Quizás, esta pequeños
pensamientos nos sirvan para darnos cuenta de que el Señor está presente en
nuestra vida y nos da esa agua que buscamos para curarnos de nuestras
parálisis. Tratemos de conocerlo y despertar a ese nuevo impulso de agua viva
que nos ofrece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.