Todos sabemos que hay una hora marcada para nuestra vida y,
Jesús, el Señor, la conoce. Sabe muy bien cuando va a ser nuestra hora y está
con nosotros en todo momento. A nosotros, ni podemos ni sabemos la hora de
nuestra vida, sólo nos pertenece y debemos cumplir con nuestra misión.
Sabemos que Jesús está presente en cada momento de nuestra
vida y eso es lo que debemos tener presente. Él sabe nuestra hora y a nosotros
nos toca ir haciendo lo que debemos en cada momento y, sobre todo, amar y amar.
No buscando mi lucimiento sino escondido en la presencia del Señor.
Y acompañados de María. Nuestra Madre, que supo estar con su
Hijo Jesús en la hora de su muerte, al pie de la cruz. Y también lo estará con
todos nosotros en el momento de nuestra muerte. Eso se lo pedimos cada día,
porque es nuestra Madre. Le decimos…ruega por nosotros ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
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