Jesús sabe de nuestras inseguridades y
dudas. Sabe que necesitamos fortalecer nuestra fe e, igual que se le apareció a
los apóstoles, también se tropieza con nosotros para apuntalarnos en la fe y en
la confianza en su Palabra. Quizás puedas experimentarlo en tu vida como otros
muchos lo han hecho.
Pero, no te puedes quedar con los brazos
cruzados. Necesitas ponerte en marcha y buscar, pedir y llamar. Jesús, sabiendo
de tus necesidades, te lo dice y te lo sugiere. Busca, llama y pide. Porque,
quien busca encuentra; quien llama, se le abre y a quien pide se le da.
No te pares en las cosas de este mundo ni
te sometas a ellas. Sabes que por mucho que, aparentemente, te ofrezcan, luego
al final te dejan peor e insatisfecho. Busca lo mejor, lo infinito, porque,
Dios, tu Padre, del que te habla Jesús, quiere y te ha prometido compartir su
Gloria contigo para toda la eternidad.
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