martes, 28 de abril de 2020

Yo soy el Pan de Vida
Lo importante y bueno es lo que perdura. En el fondo de nuestro corazón está encendida la llama de la eternidad. Todos queremos perpetuarnos y, pensando que no podemos, nos proyectamos en los hijos y los recuerdos. Sin embargo, sabemos que todo eso desaparece, incluso nuestros hijos.

Luego, podemos decirnos, ¿de dónde nos viene ese deseo de perpetuidad? ¿Por qué quiero ser eterno? Y, ¿se puede serlo? Hoy, en el Evangelio, Jesús nos dice que sí. Se ofrece como el verdadero Pan del Cielo que, enviado por su Padre, nos dará la Vida Eterna que buscamos.

La promesa está hecha, y en Él todo lo profetizado se ha cumplido. Luego, eres tú ahora quien decide. Él nos ha dicho: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed». Ahora lo único que hace falte es que tú lo creas.

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