viernes, 15 de mayo de 2020

Juan 15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como ...
El único mandato del Señor es el del amor. Un mandato que implica la libertad de vivirlo, porque, por tu libertad, regalo hermoso y grande de Dios, tú puedes negarle y rechazarle, y, por tanto, vivir en el desamor, o lo que es lo mismo que vivir en el egoísmo y la maldad.

Es verdad que, quieras o no, experimentas que amar es sinónimo de felicidad. Porque, esa felicidad que tú consigues satisfaciendo tus pasiones y apetencias no consiguen darte esa felicidad perdurable que te hace feliz. Sólo, en el mejor de los casos alcanzarás un gozo, nunca pleno, y efímero que, igual que aparece se desvanece.

Luego, experimentas que esa felicidad que buscas está dentro de ti, pero, a cambio de estar tan cerca te constará descubrirla y emergerla a flote. Te exigirá despojarte de muchas cosas que te duele y que hace la vida dura. Y hasta te confundirá haciéndote creer que te equivocas, pero el único camino verdadero está escondido en el amor.

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