lunes, 25 de mayo de 2020

vencido al mundo | De la mano de María
Se hace necesaria la comprobación de nuestra fe día a día. Hoy quiero más al Señor y me comprometo algo más que ayer. Tengo, y necesito experimentar, que mi fe va creciendo en sabiduría y compromiso. Así la vivió Jesús durante su infancia y juventud. Y así debe sucederme a mí también.

Pentecostés significa que el Espíritu Santo ha venido, no para simplemente asistirme a mí como persona individual, sino para, unirnos a todos en uno sólo, tal y como el Padre y el Hijo son uno. Pentecostés es unidad y es el Espíritu de la Verdad el que viene a unirnos y a congregarnos.

Y es que necesariamente en el amor se realiza esa unidad, pues sin amor no estaremos unidos. Y es que, para amar se necesita estar cerca el uno del otro, es decir, estar unidos en verdadera fraternidad. Eso sólo lo podemos lograr en y con la presencia y acción del Espíritu Santo.

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