Todos hemos visto como cuando queremos acercarnos a
alguien tratamos de buscar la influencia de un tercero que esté cerca de la
persona concreta para, indirectamente, servirnos de su amistad para acercarnos
a la persona interesada. Sobre todo en el tiempo de nuestros noviazgos, por
ejemplo.
Evidentemente, el acercamiento a Jesús nos acerca
también al Padre. Él y el Padre son uno y estando cerca de Jesús, quien, siendo
Dios se ha hecho Hombre para estar cerca de nosotros, su amistad y conocimiento
nos acerca al conocimiento del Padre y a su amistad amorosa y misericordiosa.
Quien a mí me ve, ve al Padre, le dijo Jesús a Tomás.
También nos lo dice a nosotros hoy: Quién está conmigo está con el Padre y
quién me quiere a Mí es también querido por mi Padre – Jn 14,6 -. Acerquémonos
al Señor para estar y permanecer también cerca del Padre.
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