Un Padre no quiere nada malo para su hijo y cuida de
que no le pase nada. Si eso sucede con nuestros padres de la tierra, ¿qué podrá
ocurrir con nuestro Padre del Cielo, que nos ha creado para que seamos felices
eternamente? Es de sentido común que nos dará todo lo bueno que necesitemos.
Y, por el contrario, nos apartará y evitará todo lo
malo que nos pueda perjudicar y hacer daño. Por tanto, no nos empeñemos en
abyectos pensamientos que exijan y reclamen explicaciones a nuestro Padre de lo
que nos sucede en nuestra vida. Confiemos que todo lo que permite es para
nuestro bien.
Porque, a pesar de no entender muchas cosas, consideremos que
todo lo que posibilita, al final de nuestra vida el encuentro con el Padre, es
lo mejor que nos puede suceder. Pues, en él está la verdadera y única felicidad
que nunca acaba y que nos llena de plenitud y gozo eterno. Amén.
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