No podemos dejar la lucha de cada día y estar siempre
dispuesto a hacer frente a las tentaciones que nos amenazan. La lucha empieza,
primero en nosotros mismos y continúa luego llevándonos a su propio terreno, el
pecado. Resistamos injertados en el Espíritu Santo y convencidos de nuestra
victoria.
Nuestra proclamación es por y en nombre de Jesús. Tengamos
plena confianza de que no estamos solos y de que llevamos la Palabra de Dios,
la Buena Noticia de Salvación a los hombres. Una Buena Noticia que, primero,
debemos vivir y creer en ella.
Porque, no podrás anunciar aquello que tú no vives y
no crees, porque, sólo lo vivido es lo que llega y trasciende. Todos queremos
la verdad y esperamos que nos la transmitan desde la verdad. Porque, de querer
dárnosla con la mentira no lo podremos recibir. Jesús es el Camino, la Verdad y
la Vida.
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