Cuando proclamas tu fe debes tener en cuenta que, no
eres tú quien habla, sino el Espíritu Santo - Mc 13, 11 – que te asiste y
alumbras para que digas lo que, al respecto tienes que decir. ¿Qué ocurre
entonces? Simplemente que tienes que decirlo con confianza y con fe.
Porque, si no estás confiado que el Espíritu te
acompaña, te asiste y te da la sabiduría poniendo en tu boca las palabras que
necesitas, no estás creyendo en Él. Y eso se traducirá en fracaso o miedo. No
debes de preocuparte más allá del temor propiamente humano, porque, lo que tú
no sepas ni puedas lo hará el Espíritu Santo.
Por lo tanto, actúa con naturalidad, seguro de la
Palabra de Dios y no te esmeres ni esfuerces en hablar de lo que no sabes o no
vives. Habla de lo que haces, de tu fe y de la Misericordia de Dios que te
acepta tal como eres y te ayuda a ser mejor cada día. Esa experiencia de
encuentro con Dios fortalecerá tu fe.
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