El amor no huye, pero no busca la violencia ni las
confrontaciones, porque, la lucha no soluciona ni arregla nada. La violencia
engendra más violencia y esa no es la misión para la que Dios envía a su Hijo.
Jesús viene a enseñarnos a amar, aunque sabe que su anuncio va a generar
resistencia y violencia.
Pero, Jesús huye de ella y nos enseña a poner la otra
mejilla antes que responder con las mismas armas de la violencia y la lucha.
Jesús trae la paz y el amor apoyado en la verdad y la justicia. Y se lamenta
que muchos conviertan ese anuncio de paz en guerras y muertes.
Pero, la verdad no se puede eludir ni falsear. A pesar
de la resistencia de aquellos que prefieren la respuesta violenta impuesta por
la fuerza, Jesús presenta su silencio amoroso, lo elude y continúa su anuncio
de la Buena Noticia con amor y curando a todos los que se acercan a Él.
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