Es muy importante y vital que en los momentos trágicos
y soberbios de nuestra vida sepamos encontrarnos con el Señor, que está siempre
disponible y dispuesto a ayudarnos, a suavizar nuestro corazón y a aliviar
nuestro pesar y sufrimiento. Por eso, Jesús nos invita a ir a Él.
E ir a Jesús significa estar dispuesto a poner en sus
Manos todas nuestras esperanzas y confiar en su Palabra. Ir a Jesús y aceptar
su invitación es descargar en Él todas nuestras cargas, problemas y angustias
sabiendo que en Él podemos soportarlas y aligerarlas.
Porque, Él lo ha hecho primero, nos ha marcado el
camino y, siguiendo la Voluntad de su Padre, ha cumplido con el rescate de
todos aquellos que, confiando en Él, ha descargado todos sus afanes, esperanzas
y ambiciones. Él ha vencido al mundo y a la muerte con su Resurrección. Y
nosotros también lo haremos si confiamos en Él.
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