La confianza nos lleva a veces a enfadarnos con ese gran
amigo cuando estimamos que no se ha portado como debía. Marta se lamentaba que
Jesús no hubiese estado cuando su hermano Lázaro estaba enfermo. De cualquier
forma tener a Jesús como un gran amigo es un gran tesoro.
Pero, hay momentos y circunstancias en las que no entendemos
al Señor, ni vemos que nuestras oraciones y peticiones son correspondidas.
Nuestros planes no son los del Señor y quedamos confundidos y desorientados.
Sin embargo, como Marta, creemos en su Palabra.
Nuestra confianza no se debilita, porque, aunque no
entendamos su actuar, sabemos que tú Señor, eres el Hijo de Dios y, por
supuesto, el Mesías enviado a anunciarnos el Reino de Dios y a indicarnos el
Camino, la Verdad y la Vida. Por eso, creemos en Ti y esperamos la resurrección
de la que Tú nos hablas y eres testimonio vivo.
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