Santiago y Juan pidieron ser colocados a la derecha e
izquierda de Jesús y la respuesta fue: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros,
sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro
servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;
de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Igual, tú y yo queremos ser también de los primeros sin
pasar por esfuerzos ni contrariedades. Queremos llegar y mandar, pero, lo peor
es que pensamos que en eso está la felicidad y que las cruces y el servicio son
para los pequeños. Y Jesús, el Señor, nos desengaña y nos presenta la Cruz, esa
Cruz que Él padeció.
Ahora, Santiago nos sirve de ejemplo y guía para escoger el
verdadero camino que nos lleva a Jesús. No es un camino fácil ni de poder, sino
un camino de servicio, de entrega y de amor. Un camino que se concreta en
servir y no ser servido. Un camino que
está dispuesto a dar la vida por los demás.
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