Todos anhelamos y queremos alcanzar la felicidad. Pero, no una felicidad corta, temporal y con fecha de caducidad. Queremos conseguir una felicidad eterna, porque eso es lo único que satisface nuestro ego y nuestra máxima aspiración. Y pensamos que, a través de los buenos negocios podemos conseguirlo.
Sin embargo, podemos saber que aquí abajo los buenos
negocios son temporales y no alcanzan para darnos la plena felicidad. La
experiencia nos dice, aunque se nos presente con malas apariencias, que lo
bueno tiene un recorrido diferente y que a la larga es el mejor camino.
La Vida Eterna no nos la puede dar sino Aquel que la tiene y
que con su Resurrección nos ha demostrado que Él ha vencido a la muerte. Luego,
esa felicidad que buscamos y queremos solo la podemos conseguir en Él, y en Él
la buscamos. Luego, nuestro mejor negocio es seguir a Xto. Jesús.
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