Un santo es alguien que, pensamos, hace milagros y destaca
por tener facultades especiales y extraordinarias. No consideramos que una
persona sencilla, que no destaca y que no se distingue por sus dones y
cualidades tenga algo de santo. Nos parecería, a ojos meramente humanos, poca
cosa.
Sin embargo, Jesús tiene otra idea de lo que debe ser un
verdadero santo. O, dicho de otra forma, Jesús advierte que solo por el camino
de la humildad y la sencillez se puede
llegar a ser santo. Porque, hacer la Voluntad de Dios exigirá eso, humildad y
sencillez.
Ejemplo, la Madre de Dios. Fue elegida por eso, por su
sencillez y humildad. Y, también, por su disponibilidad. Porque, la santidad no
te puede entrar si tú cierras tu corazón. Si bien, es verdad que, abierto el
mismo, todo lo demás es Gracia de Dios, Y es ahí donde reside y está,
precisamente, la santidad.
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