Aquel joven rico estaba inquieto y quería encontrar el
camino de salvación. Por eso, oyendo hablar de Jesús se acerca y le pregunta
sobre lo bueno y sobre lo que tiene que hacer para lograr la salvación. Jesús
le responde que sólo hay uno Bueno y lo que hay que hacer es cumplir los
mandamientos.
Sorprendido el joven, responde que eso lo hace, pero,
Jesús le invita a dar un paso más, dejar todo y seguirle. Es decir, buscar la
perfección. Y ahí todo cambia. En su corazón Dios no ocupa el centro, está
arrinconado y priman los bienes, tanto materiales como espirituales.
El centro de su vida está en sus riquezas y no hay
lugar para Dios. Podemos preguntarnos, ¿nos ocurre a nosotros lo mismo?
Posiblemente, Dios tengan un pequeño lugar en nuestro corazón, pero, ¿es
realmente el centro de mi vida, o, simplemente ocupa un rinconcito?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.