domingo, 30 de agosto de 2020

Evangelio 30 de Agosto de 2020 – XXII Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo  A – Odres Nuevos
Es verdad que sentimos sed y buscamos calmar esa sed. Necesitamos saciar toda nuestra sed de felicidad y, porque lo desconocemos, buscamos saciarnos dando rienda suelta a nuestras pasiones, placeres, ambiciones y gustos del cuerpo. Y pronto experimentamos que seguimos vacíos.

Volvemos a tener sed y cada vez más. El mundo y sus placeres y seducciones no nos calman la fe. Necesitamos negarnos y despojarnos de todas esas cosas que no nos ayudan a crecer en equilibrio y perfección para llenarnos de cosas buenas que solo encontramos en Dios.

Y llenos de Él experimentar que nuestra sed se va purificando y calmando, porque, llenos del Amor de Dios vamos satisfaciendo toda nuestras ansias de verdadera felicidad, que, en principio nos exige darnos y entregarnos y cargar con nuestra cruz para luego, por amor, llenarnos de verdadera felicidad eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.