jueves, 6 de agosto de 2020

Evangelio según san Mateo (17,1-9), del domingo, 12 de marzo de ...
Hay momentos duros y oscuros. La mente se bloquea y queda paralizada. Nublada por los nubarrones de la duda y la incertidumbre del camino, se nos plantea la elección de seguir o tomar otra dirección. Conviene un tabor para ver claro y ver la meta de nuestro camino.

Se hace necesario perseverar y obedecer. Obedecer a esa llamada que enciende nuestro corazón y nos alumbra el camino a seguir. Tener paciencia es también tener fe, pues es paciente quien confía y persevera. El Tesoro que buscamos y perseguimos no está claramente a la vista.

Está escondido y sólo lo ven aquellos que siguen el camino establecido y marcado por el Señor. Hay también momentos de tabor en nuestra vida que, cuando lo necesitamos, si lo buscamos y pedimos, se encienden en nuestro corazón y nos indican el camino a seguir.

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