domingo, 23 de agosto de 2020

Pin en Evangelio de Día
No es fácil seguir y marcar el paso al ritmo que camina Jesús. Seguirlo exige mucho esfuerzo y, a pesar de la inseguridad, de la incertidumbre,  y de muchos obstáculos, perseverancia y fe. Seguir a Jesús supone no perderlo de vista y sostener su mirada amorosa y misericordiosa.

Seguir a Jesús es confiar en su Palabra y en sus promesas. Pero, en gran manera, en su Infinita Misericordia. Una Misericordia que deja en manos de los apóstoles para que, caídos por nuestras debilidades y pecados, tengamos la oportunidad de, arrepentidos de nuestros pecados, volver a levantarnos.

Seguir a Jesús es conocer la grandeza amorosa y misericordiosa de un Padre bueno que nos busca primero, nos llama luego y nos invita a que nos miremos en Él a través de perseverar y sostenernos en permanente contacto con Jesús, su Hijo, enviado a rescatarnos de la esclavitud del pecado.

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