viernes, 25 de diciembre de 2020

 

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Navidad es precisamente eso, la Palabra se hace carne y habita entre nosotros. Dios se hace hombre y nace en un pesebre tomando naturaleza humana y como un Niño cualquiera. Pobre y humilde y en una familia sencilla de Nazaret. Y no se anuncia con bombos y platillos.

No se manifiesta con poder sino con pobreza y humildad. Quiere estar al lado del hombre que sufre y que necesita justicia y verdad. Pero, sobre todo, amor. Porque, viene a salvar a aquellos que se reconocen pecadores y quieren liberarse del pecado que les lleva a la muerte eterna. Y, para eso, necesitamos ser humildes.

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