lunes, 29 de marzo de 2021

 

María prepara al Señor, le perfuma y le dispone, de alguna manera premonitoria como el perfume de nuestra vida. Porque, Jesús es el perfume del amor que nos da ese olor amoroso y misericordioso que da sabor y dulzura a nuestra vida. Pero, eso supone primero su Muerte.

Una muerte voluntaria y entregada por amor. Una muerte que se fragua en el día a día de su disponibilidad, de su darse, de su ternura, de su palabra y de su misericordia infinita. Una muerte entregada con verdadero amor misericordioso y lleno de paciencia y ternura.

Y ofrecida con el dolor que, lejos del sacrificio económico, y de la última palabra, significa y esconde el gozo y la felicidad de la Resurrección. El triunfo de la vida sobre la muerte y el gozo del triunfo del amor. ¿No se merece Jesús que le entreguemos el mejor perfume de nuestra vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.