miércoles, 31 de marzo de 2021

 

Estos días, al menos yo los siento así, son festivos y de gran alegría. ¡No, una alegría festiva y celebrativa, sino una alegría como si de un parto se tratara! Es el dolor y sufrimiento que da paso a la Resurrección y la eternidad. Es el dolor que, previamente hay que aceptar para nacer.

Nacer a una Vida Nueva se genera y cuece en el dolor y sacrificio desde donde brota el amor. Nacer a una Vida Nueva brota del, previamente, sumergirse en el agua del Bautismo y morir al hombre viejo, para nacer a ese hombre nuevo que está llamado a la Vida Eterna en pleno gozo y felicidad.

Por tanto, vivamos, estos días celebrativos, con perspectiva de eternidad y alegría, sabiendo que la puerta de entrada se esconde en el amor, que exige entrega, dolor y sufrimiento como signo de compromiso y de prueba de prueba de despojo, de libertad y de entrega gratuita al prójimo necesitado. Amén.

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