Hay momentos de nuestra vida que pensamos que podemos tener como una doble vida. Por un lado, vivir en la apariencia de ser y actuar de una forma, y, por otro lado, actuar, según la conveniencia o interés, de otra forma. Esto nos resultará imposible, porque no se puede servir a dos señores.
Jesús nos lo dice claramente hoy en el Evangelio: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. Y es que si nos dejamos someter a nuestra soberbia, avaricia y egoísmos terminaremos por darle la espalda al Señor.
Y caminando en dirección contraria a la que nos propone el Señor, nuestra vida pierde todo su sentido y quedará atrapada por las cosas de este mundo, que, ahora son, pero mañana desaparecerán. No perdamos la confianza en nuestro Padre Dios que siempre cuida de sus hijos.
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